Para empezar, la ambientación es brutal. Esa sensación de desolación, de un mundo post-apocalíptico donde la civilización se ha ido a la mi****, está increíblemente bien lograda. Las imágenes de las ciudades abandonadas, los coches oxidados, la gente vagando sin rumbo... Realmente te hace sentir como si estuvieras ahí, en medio de ese caos.
Y qué decir de los personajes. Hay un montón, y cada uno con su propia historia y personalidad. Me encantó la dualidad entre el bien y el mal, representada por Madre Abagail y Randall Flagg. Gary Sinise está fantástico como Stu Redman, el típico héroe americano, y Jamey Sheridan da auténtico miedo como Flagg, con esa sonrisa malévola y esa mirada penetrante.
La historia, basada en la novela de Stephen King, está bien lograda. Esa lucha entre la luz y la oscuridad, con la humanidad al borde del abismo, te mantiene enganchado de principio a fin. Hay momentos de tensión, de acción, de drama... y sí, también algunos un poco lentos, pero en general el ritmo está muy bien llevado.
Eso sí, tengo que admitir que algunas cosas me han dejado con la duda. Por ejemplo, ¿qué pasa con ese bebé que aparece al final? ¿Y el destino de Flagg? No sé, me quedé con la sensación de que algunas tramas no se cerraron del todo. Quizás necesito leer el libro para entenderlo mejor.
A nivel técnico, la miniserie se nota que tiene sus años, pero aún así los efectos especiales y el maquillaje son bastante decentes. Y la banda sonora, ¡una maravilla! Esas melodías épicas y a la vez melancólicas le dan un toque especial a la historia.
En resumen, "The Stand" es una miniserie épica que te atrapa desde el primer momento. Si te gusta el género post-apocalíptico, con toques de fantasía y terror, esta es una obra maestra que no te puedes perder. Eso sí, prepárate para una buena dosis de emociones fuertes y algunas preguntas sin respuesta.
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